Poemas

Enrique Winter
 

 
VACÍO
 

Inmenso, gris y mudo se levanta el Poseedor de ventisqueros que parten rostros, perfecto con sol que acompaña los montes depresiones de lamentos pasados y trechos un vacío hermoso y ciego. Es silencio este que sus sordos gritos de agua, debo dejarlo e irme. Inmenso, gris y mudo se levanta el Poseedor de ventisqueros que parten rostros, perfecto con sol que acompaña los montes depresiones de lamentos pasados y trechos un vacío hermoso y ciego. Es silencio este que sus sordos gritos de agua, debo dejarlo e irme. Inmenso, gris y mudo se levanta el Poseedor de ventisqueros que parten rostros, perfecto con sol que acompaña los montes depresiones de lamentos pasados y trechos un vacío hermoso y ciego. Es silencio este que sus sordos gritos de agua, debo dejarlo e irme. Inmenso, gris y mudo se levanta el Poseedor de ventisqueros que parten rostros, perfecto con sol que acompaña los montes depresiones de lamentos pasados y trechos un vacío hermoso y ciego. Es silencio este que sus sordos gritos de agua, debo dejarlo e irme. Inmenso, gris y mudo se levanta el

camino pedregoso de este desierto de muerte. Se protege solo, grande. Nada y cielo, y un frío interminable sucediéndose sierras, cordilleras y vírgenes de voces guías y rojos visos de arena en blanco mineral inexplicable y no puedo oír más hablar por sí solo, respetar su intensidad callada camino pedregoso de este desierto de muerte. Se protege solo, grande. Nada y cielo, y un frío interminables sucediéndose sierras, cordilleras y vírgenes de voces guías y rojos visos de arena en blanco mineral inexplicable y no puedo oír más hablar por sí solo, respetar su intensidad callada camino pedregoso de este desierto de muerte. Se protege solo, grande. Nada y cielo, y un frío interminables sucediéndose sierras, cordilleras y vírgenes de voces guías y rojos visos de arena en blanco mineral inexplicable y no puedo oír más hablar por sí solo, respetar su intensidad callada camino pedregoso de este desierto de muerte. Se protege solo, grande. Nada y cielo, y un frío interminables sucediéndose sierras, cordilleras y vírgenes de voces guías y rojos visos de arena en blanco mineral inexplicable y no puedo oír más hablar por sí solo, respetar su intensidad callada camino pedregoso de este desierto de muerte.

 

 
TWINE

 

Compra un disco compacto por la mujer desnuda que sale en la portada.
Un pecho oculto por el precio, su hombro detrás del precio antiguo.
Con sus uñas los raspa, descubriendo ese cuerpo blanco
como quien quita con espacio de semanas las prendas de su primera novia
ajando un poco esa o esta cajita de cartón. Se aparece completa,
del pecho al hombro observa las estrías causadas por sus dedos.
 

 
EL CIELO ES MÁS PEQUEÑO
 

El cielo es más pequeño

 

LeonorMendoza_Territory
 

QUE LOS RASCACIELOS

winter_rascacielos

 

 
SALAR DE UYUNI
 
Sal de mesa. La piel granula
con el leve respiro el cuello
que se aparece sobre las poleras
horribles que te pones debajo si hace frío.
Dados de sal. Estatuas que confían
(en todas las pestañas de los ojos cerrados
tejiendo los cáñamos del lago en
que un viejo agarra un pez para su hijo)
que el frío se mantenga para ocultar la ropa.
Pero aclara.
 
 
Toda tierra es desierto ocre
el adorno del árbol no debe confundirnos.
Se acumula la sal en panales de suelo y
las abejas también son un detalle.
Es un detalle que tu piel granule,
hexágono el comienzo: un
cristo crucificado en cada
juntura de los bloques del salar.
Saben si es mímica el silencio,
cuáles voces se oyen de las nuestras.
 
 
Este es el lugar donde nada se acerca ni se aleja
donde deja de ser mi cuerpo lo que toco
y no siento pisadas
(es como verte sin oírme).
Atardece en mis cuatro, seis, costados
y camino a la izquierda del sol como un demente.
Soy una línea recta, una línea
un turista entre gránulos blancos.
Reemplaza el plato caliente
a nuestro sol que se ha ido.
 

 
MONITOR
 
Nunca en mi vida había conocido a alguien tan egoísta, solo
te preocupas de ti mismo, de la imagen que tiene el mundo
de ti. En el interior, no hay piezas reparables por el usuario.
No sabes amar con intensidad, dudo que te arda la sangre
por dentro, no intente reparar este aparato usted mismo
y es imposible seguir enamorada de alguien que está muerto
no exponga este monitor directamente al rayo del sol
de alguien que no tiene los ojos brillantes
que las características que más odio
en el ser humano sean tan constituyentes de ti. Este aparato
no debe causar interferencia dañina. Eres incapaz de querer,
de entregar, de preocuparte por alguien
que no seas tú, de crear lazos verdaderos, de amar.
Aumente la separación entre el equipo y el receptor.
No exponga este monitor bajo la lluvia.
 

 

Enrique Winter. Poeta, novelista y traductor chileno. Es autor, entre otros, de Atar las naves (2003), Guía de despacho (2010) y, junto a Gonzalo Planet, del álbum Agua en polvo. Como traductor ha publicado las antologías Blanco inmóvil (2013) de Charles Bernstein y, junto a Bruno Cuneo y Cristóbal Joannon, Decepciones (2013) de Philip Larkin. Su novela Las bolsas de basura se publica en 2015. Obtuvo la Maestría en Escritura Creativa por New York University.