Plantitas

Luisa Futoransky

 

 

La mano fértil

 

las plantas como las palabras crecen en forma inesperada

por tanto hay que modelarlas de acuerdo a su naturaleza, sin desdeñar el azar

 

yuxtaponer sin confundir ni empastar, dice

mostrando las palmas llagadas de otros brotes, otras podas

 

tras los rigores del invierno, la gracia

 

la rosa de Jericó es una rosa que se hace la muerta y cuando la asperjan

revive

con olvido

pero más que nada

con paciencia

 

 

Calendario japonés

 

Mi vida es simple, con pocos sobresaltos

las rosas dejarán paso a los nísperos

los almendros a los crisantemos:

 

me voy dulcificando cuando olvido

 

Poda severa

 

Amor trota con pies de légamo

chapoteamos,

Sancho

 

Eso, polvo de estrellas

y nada más que vanidad.

 

De ortigas y lianas

sangre derramada y vinos de la tierra

mero espejismo

la mi vida

esta larga marcha

hasta perderte

 

mi íntimo diluvio

vos

 

 

 

Ortigas de saorge

 

frente a mi celda, montaña soleada

bajo la torre que da al claustro

un cuadrante solar

donde quedó escrito

a me il sole a te lo studio

enigma a resolver

quién es me

quién te

una interpretación razonable pretende

que el hablante sería el cuadrante

amonestando a los hermanos

ser prudentes con el tiempo

 

en el corredor

para quien levante la vista un medallón

feo, desangelado

en ornadas letras azul, verde y beige

MODESTIA

 

cuesta empinada

tomar resuello en una casa con pegatina

free tibet

 

sestear para gente y para ganado

es verbo

 

sarta de náufragos

girando entre las aspas

de un improbable molino

la jardinera cuenta que se brotó en un congreso de neurocirugía en kuala lumpur, tiene un discurso apasionado sobre la imposibilidad del pequeño cultivador de fabricar abono con pienso de ortigas, cuestión que incluso se debate en el parlamento europeo y cae de inmediato en un atareado rigor de tareas que nunca concluirá hasta que una noche a la hora del lobo una lengua de bruma la disipó.

otra comensal se ocupa de un hogar para sobrevivientes de auschwitz

quienes le dejaron en prenda su mirar huidizo y apaleado

el marido, maoísta confeso, termina de profesor especializado

en falsos amigos y trampas de la traducción.

comparto con ellos

la última cucharada de este caldo de ortigas

confeccionado por los cuidados de la maligna

melusina de lusignan

por ella primavera es falsa

y nieva a más no poder

 

me rozo con fabuladoras, pavorreales

del yo sin fondo y la voz ingrata

alguna triste parejas de cotorras

con la cresta desplumada

y otra relumbrante como

bálsamo de meridión

 

en este lugar escarpado

hay desfile carnestolendo

una rubia urticante me cuestiona a dentelladas sobre mi luz y mi sombra, el número de enanas morenas en el firmamento, y cuántas tostadas corresponden per cápita a la hora del café

en el único bar verdulería del lugar

una londinense relata que vino con su marino sueco que buscaba una montaña

vista en sueños y aquí la encontró

ahora ambos viven de changas, ella en el geriátrico

él de albañil

un meridional exige que por las mañanas le abran la sacristía

para cantar porque sin higiene para sus cuerdas vocales

no puede vivir

al día siguiente huye

abandonando en su retirada fideos bio y un par de dientes de ajo

bajo la almohada contra los vampiros

prefirió desentonar su desmesura

bajo las aguas más benévolas

de la llanura del Po

 

un grupo con palos practica algún tipo de arte marcial dizque oriental

en la plaza es domingo

pero no de ramos, fanfarrias ni alhelíes

 

sueño con anacondas

jaurías en mi propio cuarto

llamo pero estoy áfona

no recuerdo para nada la calle, de paso,

en la que vivo

decía

digo

 

un plato regional que no sé en qué consiste

se llama merda di can

averiguo

son inocentes ñoquis verdes que parecen caseros

otro es la socca, hermana melliza

de la porteña fainá

 

nos visita hortense para que admiremos sus logros comarcales

la resurrección de la cofradía de los penitentes blancos

con subsidio estatal y autorización de procesión

para erradicar del pueblo todo tipo de embriaguez

la fe le permite multiplicar el tiempo entre sus manos

seis hijos, visita de ancianos

y lleva a bien un próspero bazar de regalos con salón de té

 

y pensar que cuando digo:

escribo,

esta gente

está incluida

sus cuitas hormiguean en una escalera de caracol que desciende

hasta la ciénaga

y que yo sepa

asciende lóbrega a ninguna parte

 

al salir la calle se llama

repentia

no hay otra

que arrepentirse

por hazañas y por sañas

por ferocidad y la mi tanta mansedumbre

 

la montaña alpina labró gestas en escritura cuneiforme

para mi asombro

como antes tejió quipus para abrigarme el desamparo

nevado, el illimani cerca de la paz

pero a menos que uno les imponga las manos las piedras no laten

 

en santa cruz tapizaban mi memoria

huesos de mango, en beth shearim

olivos nudosos aquí, en saorge también

 

sigo pensando que los bordes

y márgenes

evidenciamos las dolencias

que oscurecen el centro.

 

la noche sigue inmensa

estrellada

y la mañana fulgura de retamas

recibí

hace mucho que me despido

mi urticante

soledad

 

 

Luisa Futoransky. Autora argentina de larga trayectoria. Entre su extensa obra se encuentran los poemarios: Inclinaciones (2006), Seqüana Barrosa (2007), Ortigas (2011) y Pintura rupestre (2014). Sus novelas incluyen: El Formosa (2010) y 23:53 Noveleta (2013). Ha obtenido, entre otros reconocimientos, la beca Guggenheim, el Premio Internacional de Poesía Carmen Conde de España y el Premio del Festival Internacional de Poesía de Argentina. Chevalier des Arts et Lettres. Reside en París.