Oriette D’Angelo
Pecho rasgado de munición
Te busco en el primer crujido
en la primera gota de sangre
que salta de tus labios
Los malos ―se escucha
sigo las huellas del concreto
casi seco para buscarte
Los malos ―pronuncio
limpio tu frente llena de sudor
y me consigo
Los Malos
así se llama un país
que tiene por isla tu nombre
pecho rasgado de munición
252.073 gritos atrapados en la rendija de la tierra
ondas
amigos que no supieron rezar
Por identidad tienes
pequeño músculo cansado
la voz que se perdió en el ruido
la voz multiplicada
que hace eco en la garganta
Si te escribo es para que lo sepas
eres más
que el metal frío que te aguanta
más
que el precipicio asomado
de las manos que te rompen
Te pronuncio para que lo sepas
niño muerto de país asomado en la venganza
niño muerto de país
Si aquí te nombro
es porque estoy
esperando que te salves.
Crecer era aquello
Soy
la muchacha mala de la historia
María Emilia Cornejo
Me dijeron que no
que no podía crecer así
siendo la muchacha mala de la historia
la que de ventana escogió mar
no juguete
tierra
y no pantalla
Me dijeron que crecer era aquello
no esto
que no
que no podía escoger querer vivir
con madre y tormenta
Tenía que escoger el paraíso
siempre así
superficial
desde la seguridad de los balcones
Me dicen que no
que no tenía por qué ver cómo hacían de madre
muñeca de trapo
Tenía que crecer lejos
desde la seguridad de la memoria
siempre así
siempre desde lo correcto
mirando hacia el piso así
siempre buena
triste.
Puño cerrado que no se comprende
Tengo un nombre que me pesa
la tradición del apellido del abuelo
y de la casa
siempre de la casa.
Vuelvo a esta niñez
como quien vuelve a un puño cerrado
que no se comprende.
Vuelvo a la madre que no tiene tiempo
pero que siempre trae algo
al piano que nadie toca
porque sus manos están muertas
y con ella mi ternura.
Vuelvo a esta casa
sacrifico un paraíso.
Vuelvo yo
regreso siempre
la infancia no.
Nunca.
Trece años
La niña tiene trece años y la nombra un terremoto.
La niña está loca, se escucha
La niña está loca y desobedece
lava mal la ropa del colegio
huele mal la ropa del colegio
huele mal la niña
la niña está loca
solo lee y come
ve televisión y odia
grita y saca buenas notas
muere en un cuarto que no es suyo
no me escucha cuando grito
no me escucha cuando odio
no abre la puerta
se encierra la niña
loca
no me habla
no come conmigo
no me soporta
y la niña loca no sabe
tener trece años
no sabe explotar la belleza
de sus ojos tamaño asteroide
solo escribe y hace amigos
amigos que pronto serán su casa
su espasmo
sus primeros amores
alojados en pantallas
la niña loca es suicida
un cliché
se rasga los brazos con amigas
y sufre con ellas.
Escucha música fuerte y pinta animales.
Escribe poemas que no leerá.
Recorta cuadernos,
construye un barranco.
Sabe que sus pechos crecen y con ellos su desgaste
sabe que todo está
destinado a morir
no tiene miedo de saltar.
No sabe cómo se tocan las ondulaciones del cuerpo
nadie le enseña a sentir y su vida está cambiando
nadie le enseña
que está bien sangrar
cuando no se lo provoca
nadie le hace caso a la niña
porque la niña está loca
no sabe tener trece años
y querer continuar viviendo.
Una cosa que será
Mi patio fue tierra mezclada con agua
arena que borraba nombres
fin de semana de playa con pareo y sombrilla
arrecife de sirenas que hoy no existe
Un jardín no me hizo
no jugué a las escondidas
no deshojé flores en las brechas de los ríos
ni perseguí a mis amigos bajo un campo minado de estrellas
no tuve patio / tuve mar y cielo
tuve agua y a The Police cantándome en la radio
Rescue me before I fall into despair
mientras llegaba la tarde
y la hora de lavar la ropa
Mi patio fue un golpe en la puerta
nudo de vidrios
abismo en cada palma de la mano
grito de auxilio para buscar la pelota y distraerme
una excusa para volver a la ventana
y ver el mar que hablaba a través de la rabia de la espuma
la misma rabia que sentía
la misma que cantaba The Police
mientras el mar era un pedazo de sal cubierto de nieve
mientras el cielo se unía a lo lejos con un cordón umbilical hecho de soles
porque mi patio era infinito
aunque el juego haya sido entre mis pupilas y el sol
entre la punta de mis dedos y las rocas
entre los seres imaginarios cubiertos de azúcar
aunque el juego solo haya sido conmigo
aunque el juego solo haya sido
un eco de auxilio
mirando hacia abajo.
Oriette D’Angelo. Es autora del poemario Cardiopatías (2016) y de la antología de poesía venezolana Amanecimos sobre la palabra (2017). Editora y fundadora de la plataforma literaria www.digopalabratxt.com y del proyecto de investigación y difusión https://poetasvenezolanas.com. Administra el blog personal http://www.oriettedangelo.com. Estudió Derecho en la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas. Actualmente cursa una maestría en Comunicaciones Digitales en DePaul University.