Mordida en virus y otros poemas

Tina Escaja

 
 
 

MORDIDA EN VIRUS
 
 
Reconocer la causa, argumentar opciones de animales

consumidos,

apresados o en volandas.
 
Murciélagos comidos por civetas comidas por humanos.

La leche del camello arrebatada.

Acaso fue serpiente o escorpión.

Si serpiente,

se repiten los mitos de un/a Génesis que dádivas ofrece, y mueres en el trato,

y esa manzana clausura y desmantela.
 
Mi manzana es tu acto de amor y sacrificio.

Mi amor, el veneno de tu salitre oculto.
 
Muramos de amor y decadencia hambrienta de animales

en peligro de extinción.
 
HUÉSPED Y ENCIERRO, envoltura.

No entres.

Si entras, no salgas.

Si sales no escupas ni repliques ni traduzcas en dolor tu genoma tu presencia en duelo.

Tu necedad

mi esquela.
 
Estamos transmutando en dolor la primavera

y el contacto

en falta de prudencia.
 
Me separo de ti, vida mía.

Te ruego distancia, que no falta de amor.

Me auscultas y sabes que mi savia está llena de trampas, leucocitos, hemaglutinina que busca apresarte y hundirme

en tu célula madre.
 
Mi genética es tu cuerpo-aureola y me da miedo abrazarte.
 
Eres mi amor y epitafio,

y moriré sola sin tu rúbrica y sospecha,

sin el proclive quehacer de una humanidad quebrada y dispersa

en perpetua mutación y encierro.

 
 
 

SAL METALLORUM
 
 

Iones que enlazan un cubo perfecto
y cristalino,
natrium y cloro,
halita mineral transparente y soluble
que incorpora

 

la alquimia primordial, la esencia mineral y alcance
que inmortal me adhiere
al roce de tu amor y axila, al sudor y acaso
que mi lengua proclama,
que extática me aprieta de tu piel
el sello.

 

Esa sal que me envuelve concisa y casquivana
al elixir y origen,
a la mística curvatura de tu ombligo,
al fragor transmutado de tu cuerpo en derroche,
Opus
Magnum.

 

Fundida y disuelta en agua-mar,
primigenia y novicia,
eléctrica te inmolo.

 

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TIROXINA
 
 
Ausencia de mar
Despropósito de vuelo y trazas, necesidad de amor y yodo
que no está, que el cuerpo y tiroides produce a la inversa y estalla alienado y Se impone
como ese mar sin mar, como esa existencia sin luz ni embriones, sin amor ni escafandra. Sin peces.
 
Cuatro de iodo, carbono, aminoácido esquivo, secreción pituitaria adversa, el cuerpo te ataca mientras tu existencia frágil
se desmorona atónita, hipoactiva, parámetros de ineptitud.
 
Te rinde cuentas.
 
Y no sabes cómo acceder a la trama, cómo regresar al origen, cómo aquilatar esa pérdida de océano y sal.
Porque la vida es otra. Se precipita a una nada esquiva, adversa, a un retomar de parada y fonda
que no está
No estás
No eres.
Muñeca a la deriva de un cuerpo que se desmorona y exige
lo que atrás
dejaste.
 
Ostentación química que te expele y seduce.
 
Y el reto acaso de poder hallarte
Y asumir la culpa
 

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HIERRO
 

Para otros usos de este término, véase Hierro (desambiguación).
Wikipedia, la enciclopedia libre.

Número atómico 26
Metal maleable
Condición huidiza y forja
lugar de abandono
y puerto
 
de color gris plateado y presenta
propiedades magnéticas

que generan campo propio, búsqueda
y náusea
en transición perpetua sin cauce
ni des(a)tino
 
extremadamente duro y denso
como lo fue mi empeño, mi seducción de huida y trama
sin vuelta
atrás.
 
y raramente se encuentra
libre.

 
El más abundante de la corteza terrestre. Y en él me hundo
y ahogo
Me disperso en polvo estelar
los elementos más pesados que el hierro solo pueden crearse en supernovas.
 
Buscando en forja y verso
alimento, fuego de acción, pirueta en óxido
y vilo
 
mientras acaso
se estimula al acierto y me desbarata.
 
Símbolo: Fe.
 
 

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De Realidad mitigada (en preparación)