Luis Scotti. El artista uruguayo Luis Scotti recrea en sus obras los espacios reales o soñados donde la mirada encuentra refugio, y la memoria se crece entre los retazos de experiencias rescatadas al olvido. Rostros, cuerpos apenas apuntados entre los trazos de un intenso cromatismo, devienen signos de un mundo muy personal, que Scotti comparte con un espectador atendo a sus modulaciones y ritmos. Ello, atendiendo al lugar donde lo afectivo se hace efectivo, creciéndose con cada nueva experiencia. Según el artista: “Cuando empecé a pintar, luego de hacer muchas serigrafías de otros artistas, me pregunté, qué quiero decir… a partir de allí recordé a Antonio Machado, llegué con tres heridas…. de la muerte no me interesa hablar, de la vida no sé nada… solo podía hablar del amor, por eso pinto, creo y vivo…”
Pablo Tapia Villalobos. El artista chileno Pablo Tapia Villalobos nos adentra en un mundo donde lo real y lo onírico, lo sacro y lo profano toman cuerpo desde la saturación cromática de obras que asaltan los sentidos con la fuerza del trazo y la imagen. En ellas lo real y lo irreal se unen, creando una realidad paralela en la cual lo vivido y perdido nos ayuda a entender ese otro que somos. En sus palabras: “A lo largo de mi trayectoria he desarrollado un cuerpo de obra que, si bien se presenta en apariencia como temáticamente diverso —organizado en series autónomas—, responde a una lógica de producción sostenida en un mundo conceptual persistente: la memoria colectiva, la identidad y sus modos de representación”.