Antonio Méndez Rubio
Una voz
exclamaba creyendo
que estaba viendo mundo: “¡Nieve!
¡Nieve!”.
Unos pasos
se cruzaban sabiendo
que no era nieve lo que se hundía
al oír de fondo: “¡No
se puede! ¡No se puede!”
Fuerza esa claridad,
luz de repente
ciega
de
tanto esperar
que alguien a través de ti
vea alguna vez algún
mundo.
Tierra firme
Contra el cielo
crece un árbol. Tenía que ser un árbol
caído. Un rubor. Sin embargo
fue todo. Y ahora con
ese árbol de nada se
hará
un signo que se vea de noche
brillar de sed: un sino
—se dirá—
de tierra firme.
Por ley
Nadie que se atreva
lo explica:
silencio en la vez de la rabia
por todo lo que no he podido salvar
de que la ley lo
traspasara,
desde entonces hasta ahora,
y más aún: ¿de verdad
me cuidas?
Aspectos de lo demás
Otro desalojo
fuera de la conciencia
se queda en nada. A no ser
que toda la gravedad
con que se dice el mundo
a sí mismo esas cosas
sea la de la hierba arrancada,
muda: porque así
dura cambiando lo que se calla
una vez más. Y ese ruido
son manos. Las defendemos
aunque parezca que estamos huyendo. Las
quiero abrir: esa
llave la llevo
conmigo.
Se erizan sombras
que ya antes eran de arces.
Son las nuestras ahora mismo.
Que no se note
que no estamos asustados.
Que nadie sepa
que no estamos aquí.
Aliento
En una oscuridad
mayor que cualquier palabra
quien habla
de una casa perdida
para siempre
porque sí, fallándole
la voz… ¿qué habrá oído
decir?
Antonio Méndez Rubio. Poeta, ensayista y traductor español. Sus libros de poemas fueron recogidos en los ciclos Todo en el aire (2008), Ultimátum (poemas 1991-2011) (2012) y Nada y menos (2015). Entre sus ensayos críticos se encuentran: Abierto por obras: ensayos sobre poética y crisis (2016) y ¡Suban a bordo! Introducción al fascismo de baja intensidad (2017). En 2018 tradujo la novela Frankenstein, de Mary W. Shelley.