Dos series de poemas

Marcia Mendieta Estenssoro
 

 

 

Pienso en los ciclos

 
 

la tarde se pasea en un soplo caliente

a estas horas

donde el peso de la humedad

deambula

se instala en los poros

los expande

barniza la piel

alborota los rulos de mi nuca

me siento en la vereda a pensar:

 

en eso y solo eso

 

en la tarde que pasea

en un soplo caliente

 
 

miento

pienso en los ciclos:

 

lavado

centrifugado

secado

 

la rotación de las telas

y con ella

la cabeza que gravita

mis hombros inclinados

hacia el vientre

los pies que poco a poco

del suelo

se separan

 

mi cuerpo que gira

y gira

 
 

frente a mí

se pasean

además de la tarde

los vecinos

 

la piel expuesta

camisetas y faldas

vestidos

overoles de seda

tops y zapatillas

algunos

 

la piel cubierta

sombrero de copa

túnicas al ras de la calzada

pelucas y pañuelos

otros

 

unos pocos

numerosos pocos

conversan con el vaho del ambiente

y éste

les responde

 

 

vivir afuera

es acostumbrarse

a las sirenas

no es un canto no

es la urgencia

la luz in ter mi ten te

el beat en la caja torácica

que retumba

que la extiende

abarcadora

 

afuera dónde

 
 

hay más callejones hay

lenguas inaudibles

 

tengo

todavía

palabras atrapadas

en las ventanas de mis dientes

 

dónde

volver

adónde

 

más allá

una cancha

cuerpos que exudan velocidad

el choque de los cuerpos

cuerpo contra cuerpo

 

la ciudad que se absorbe por los poros

 
 

un bar ha encendido las luces

anuncia el happy hour

 

la felicidad

el dinero

 

el deseo se consume en cada vaso

 
 

los pies atascados

entre las grietas del asfalto

 

escuché nombrarme:

no ella no va a ninguna parte

 

la doble negación significa algo

no lo tengo claro

todavía

no

 
 

enredar los rayos

con el filo de las uñas

 

olvidar

con la ceguera del sol

la inminencia

de otro invierno

 

 

Al borde de la llama

 
 

Estos árboles

tienen el recuerdo

de la lluvia.

Roberto Echazú

 

estuve también atrapada entre las llamas

cuando se nos desintegró la tierra fértil

entre las grietas de la mano

cuando en los poros la grama ardía enquistada

cuando el humo en la lengua y la ceniza

 

quise entonces el pigmento de las hojas

incrustar mis pies en la serranía quise

silenciar las aves en su exilio involuntario

soplar al incendio vientos huracanados

con todo mi soplar apagarlo

y se me desbarrancó el querer en millones de pedazos

en millones de hectáreas de greda calcinada

 

un poco de mí se fue en esas esquirlas de fuego

que ascendían como ahora aquí descienden

los copos de invierno que envuelven la herida

 
 

es que acaso

estamos

condenados

al perpetuo

despertar

de los incendios

 
 

el escozor

en el rostro

en la calle

el picor

del fuego

que todavía no

que quizá nunca o sí

ese fuego:

el miedo

que no escampa

 
 

si lo sabremos

nosotras

que estamos

siempre

al borde

de la llama

 
 

quemar para sembrar

dijeron

iniciando así

este eterno

caminar

sobre

ceniza

 
 

y qué más queda cuando

hasta la lluvia

de nosotros

se ha olvidado

 

 

 

Marcia Mendieta Estenssoro es una poeta, narradora y comunicadora boliviana. Cursó la maestría en escritura creativa en New York University y el diplomado en escritura creativa en la Universidad Privada de Santa Cruz de la Sierra (UPSA). Ha publicado los poemarios La casa que nos habita (2017) y qué más queda cuando (2022), así como la plaqueta digital El cuerpo es una válvula de destrucción (2019). Reside en Cochabamba.