Daisy Zamora
La carta más larga del mundo
Homenaje al Perú y al pueblo peruano
Quisiste, desesperadamente, salvar a tu pueblo,
librar a tu tierra andina de tantos males,
defender a los tuyos a como fuera posible
Querías que el propio rey de España te escuchara
Si para eso requerías de nombres castellanos,
los tenías:
de allí el Felipe, el Ayala,
que no sonarían extraños a los oídos del rey
Pero no ocultaste tu nombre, tampoco,
Guamán Poma,
porque así te llamabas: waman y puma,
halcón y puma, halcón y león
tus dos nombres totémicos
pues decías descender
de los Yarovilcas Allauca Huánucos,
señores del Chinchaysuyu
muy anteriores a los incas mismos
que los conquistaron
Hay quienes te critican
por construirte una estirpe
un linaje elevado
de autoridad y rango
enraizado en la historia
de tu tierra ancestral, el antiguo Perú,
remontándote a la vida anterior a los incas
hasta el Génesis bíblico
la historia de los tuyos
inserta en la otra historia
unificando la creación del mundo
pero con un Adán y una Eva andinos
para que el rey entendiera
que todo corresponde
a un mismo proceso
Luego la dinastía Inca de reyes y de reinas
la biografía de cada emperador y de sus mujeres,
su gobierno y empresas
y de cómo se vivía en ese entonces:
las leyes que regían a los súbditos
la religión, las fiestas, el folklore, las tradiciones,
las vestimentas del pueblo
sus historias
las poesías y los cantos de amor, para la danza,
para la caza, para la recolección de las mieses
todo en lengua quechua
La historia del mundo andino
desde el principio del mundo
hasta el reinado de Huaima Cápac,
la sociedad ideal
antes de la invasión
y anterior a la conquista
que te empeñabas en probar innecesaria
porque en Los Andes —decías—
ya había cristianismo desde antes
y no tenían por qué
cristianizar a nadie
Y explicaste muchas veces
que en Tahuantinsuyu
los españoles habían sido bienvenidos
y si no hubo resistencia
porque fueron bienvenidos al imperio
no hubo conquista
si no fueron atacados
no hay derecho a una conquista
—repetías—
Pero, de todos modos,
hubo conquista donde no había por qué
y guerras entre los mismos conquistadores
Destruido el orden que antes existía
el mundo está al revés
Ya no hay grandes acontecimientos que contar
ni personas principales como en otros tiempos
solo la corrupción
instalada en el sistema
El Buen gobierno es el peor gobierno
injusticias, robos y abusos
de los corregidores
y los encomenderos,
de los curas doctrineros
de funcionarios
de jueces
de caciques
de alcaldes
de soldados
contra tu gente
la lucha por el dominio
los atropellos que los andinos sufren cada día
y no hay remedio
la solución es la autonomía de los indios
un programa de reforma
de cómo debe funcionar la sociedad ideal
para que los indios no se acaben
Tu única esperanza es ese rey de España
el monarca supremo y emperador del Orbe
capaz de terminar el caos
separando a los indios de los españoles
para volver al orden
y la convivencia
Los indios no deben de mezclarse con nadie
más que entre los mismos indios
porque la cultura se diluye
y la raza se acaba
Tu gran preocupación y tu terror:
y se acaban los indios
la pesadilla de que serán exterminados
¿Cómo librar a los tuyos del gobierno directo
de los europeos que muy bien conocías?
¿Cómo lograr la autonomía de los indios
sin romper el vínculo con el rey de España?
¿Cómo seducir al rey y proteger a los tuyos?
Denunciaste a los malos funcionarios
que van en contra de la Corona Española
porque robarle a la Corona los impuestos
y abusar de los indígenas
en realidad, va en contra del rey
y no en su beneficio
Pero también le ofreciste al rey un tributo mayor del que ya existía
pues no perdería los recursos del virreinato
si dejaba que los indios se gobernaran solos
según la antigua usanza y con jefes propios
porque soñabas con un gobierno justo
y un rey del Perú,
aunque fuera inferior a ese rey de España,
señor del Universo
Creías que el rey de España era un monarca divino,
como el Inca
Pero vos mismo fuiste víctima de los abusos
que tanto denunciabas
Despojado de tus tierras en las sierras de Chiara
en lo que es hoy Ayacucho, provincia de Huamanga,
por el funcionario español de la zona
que se las entregó a indios Chachapoyas
en premio a su colaboración con los españoles
No solo perdiste tus tierras
sino que, además, fuiste condenado a doscientos azotes
y expulsado de Huamanga
Y el oficial español no consideró ni tuvo en cuenta que esas tierras
ya estaban adjudicadas, que eran de tu familia
y no de los que venían de otra zona del Perú
Y en medio de la pobreza y la desgracia, comenzaste
a escribir tu crónica
Buscabas una forma de autonomía
una manera de sanar y de salvar a tu gente
La tuya es una escritura dolorosa
que acompañaste con dibujos reveladores
como el del clérigo Cristóbal de Albornoz,
visitador eclesiástico de Lucanas
y extirpador de idolatrías
que retrataste torturando indios
pero como él te regaló el papel y la tinta
lo describiste en tu crónica como hombre probo
dejando que el retrato dijera la verdad
tus dibujos complementan tu relato
descodifican enigmas
y silencios
Expulsado de Huamanga, ya viejo y pobre,
decidiste emprender el viaje a Lima
para entregar tu crónica al virrey
que la enviaría a las manos del monarca español
La travesía estuvo llena de penurias:
te abandonó tu hijo, perdiste tu caballo,
y parece que el cura Martín Murúa
con el que antes habías trabajado
sedujo a tu mujer
(entonces lo dibujaste apaleando y pateando a una andina
que teje en su telar)
Abandonado por todos,
sólo te quedó tu perro a quien llamaste “Amigo”
El viaje de Ayacucho a Lima fue a pie y muy penoso
(en las páginas de tu crónica lo contaste
porque ibas con tu manuscrito bajo el brazo)
En el camino supiste lo que hacía Francisco de Ávila
extirpador de idolatrías en Huarochirí,
y añadiste más información a la crónica
Ya en Lima, fuiste directo al palacio virreinal
a depositar tu libro
querías publicarlo
y, también, convencer al virrey del Perú de enviarlo a España
En realidad, querías llevar tu manuscrito en persona
y no enviarlo con nadie
(Era un texto muy largo y temías que se perdiera)
Pero tiene que pasar por varios filtros
También va una breve carta dirigida al rey
fechada el 14 de febrero de 1615
presentando tu crónica
y urgiéndole dar a tu libro la importancia que tiene
Porque estás convencido del poder de la escritura
Si es publicada tu crónica, habrá remedio
y se verá en Los Andes el cambio tan anhelado
Sabemos que tu crónica se mandó a España
pero nadie sabe si el rey la vio
y si la vio, no habría podido leer
lo que escribiste en quechua y en aimara,
porque a veces empezabas una oración en castellano
la terminabas en quechua
y ahí la dejabas, sin explicar nada
Tampoco sabemos si habría entendido tus dibujos
de gobernantes incas, de personajes y vestimentas, de costumbres,
imágenes de religiosidad, de guerra, y de la vida cotidiana
que mostraban las crueldades y abusos a tu gente
Tus dibujos
no se ajustaban a la estética europea
sólo expresaban cómo un indio veía el mundo colonial
el mundo al revés
que buscabas, desesperadamente,
devolver al orden y a la convivencia
y no había remedio
y los indios seguían acabándose
aunque le mandaras al rey de España
la carta más larga del mundo de casi 1,200 páginas
y 397 ilustraciones hechas a mano
fue en vano
porque lo que querías no pudo ser en tu tiempo
pero hoy, lo que soñaste es conocido por muchos
que ahora sí te leen
y te entienden.
E-mail a Juana de Asbaje y Ramírez de Santillana
en su cumpleaños
Vieras cuánto pienso en vos
—más de lo que quisiera—
y no puedo evitarlo.
¿Qué agobios habrás pasado?
¿Qué de máscaras y circunloquios
para poder decir
lo que con tanta lucidez veías?
Vuelven a mi memoria tus palabras
una y otra vez, atormentándome.
Porque, la verdad, seguimos en lo mismo,
y si algo ha cambiado, es poco o casi nada.
Imagino la tensión en que vivías
negociando tus espacios a costa
de panegíricos,
pero te resguardabas a como fuera
y hasta donde pudiste.
¿Qué habrás sentido, Juana, al darte cuenta
de que eras un peón
en el ajedrez entre los machos?
La certeza de tu horror atraviesa los siglos
hermanándonos.
&nsbp;
… que es cada línea una herida
y cada rasgo una muerte.
Cuánta razón tenías, Juana Inés.
La luz que nos heredaste
aún estorba demasiado en las tinieblas.
Daisy Zamora. Autora nicaragüense de amplia trayectoria. Ha publicado numerosos poemarios en español y en inglés. Su poesía está incluida en diversas antologías en más de veinte idiomas y en The Oxford Book of Latin American Poetry. Sus poemarios recientes incluyen La violenta espuma (2017) y Cerrada luz (2021). Editó la primera antología de mujeres poetas nicaragüenses publicada en su país. Es profesora en el Departamento de Estudios Latinoamericanos de San Francisco State University.