De El hombre incompleto

Manuel Adrián López

 

 

Otro cumpleaños

 

Otro cumpleaños… desprevenido

Resumen de bautizos y entierros repentinos

e inevitables.

Forrado de luto

que siento no me pertenece

oyendo el constante berrido de elefantes

que luchan entre sí por aplastarme.

Soy tenaz enredadera de extraviada apariencia

que tolera el alambre de púa ilusionado

para luego doblegarlo al puño de mi mano.

 

 

La fruta del deseo
 

Han cortado a medias la glándula

que provoca deseo.

Fue pulposa en su momento

prometía frutos.

Al tocarla con la yema de los dedos

se abría esplendorosa

como lo hizo alguna vez

la Puerta de Jaffa.

Hace tiempo que reposa fermentada

perdió el brillo

y el olor constante

que perfumaba cada habitación.

La cesta que ha llevado a cuestas

se ha roto

como aquel sillón de pajilla

que nunca pudo ser restaurado.

 

 

Escenas de películas

 

Busqué ansioso en escenas de películas

que nadie entendía

un desenlace para estos tiempos.

Tenía suficiente material para la banda sonora

pero solo conseguí el silencio

y cientos de papeles repletos

con instrucciones para un suicidio.

Me aturdían mis pensamientos

que depositaba en un pozo

para luego revolverlos

con un cucharón de madera.

Los actores siempre encuentran el camino

se marchan a algún pueblo

se esconden en el verdor del bosque

y aparentan tomar el café

mirando los venados a través de la ventana.

 
Ana Lia Werthein. obra2
 

Lo que perdí y puedo perder

 

Se perdió el pie derecho

después de caminar por el Zócalo

y la uña del dedo gordo izquierdo

se disfrazó con burka

para pasar inadvertida

aunque terminó descubierta

por el dulcero de la esquina

quien la salpicó con miel

y grajea

haciéndola más dulce.

Se perdieron los ojos

mientras leían la Biblia

por primera vez

buscando respuestas a preguntas

que permanecen sin contestar.

Se perdió un pene

que no era el italiano

más bien chino

encogido por la pena

y la falta de deseo.

Se pierde la mente

a pasos agigantados

mientras formamos fila

bayonetas

apuntando al espacio

a un nombre común

enemigo silencioso

equivalente a la guerra

que ambos queremos ganar.

 

 

Manuel Adrián López. Poeta y narrador cubano. Es autor de los poemarios Yo, el arquero aquel (2011) y Los poetas nunca pecan demasiado (2013). Sus libros de narrativas incluyen: Room at the Top (2012) y El barro se subleva (2013). Vive actualmente en Nueva York.