Tres poemas

Manuel Cortés-Castañeda

 

 

 

la rana

 

hambriento de sol

el cocodrilo

se ha quedado dormido

en un tronco que emerge

del pantano

solo un ojo curioso y avisado

puede ver que el cocodrilo

no es parte del tronco

y que los ojos donde se acaba

el tronco

son del cocodrilo

y no del tronco…

 

dos ojos perdidos

en la nada

sin tronco

sin cocodrilo

y sin pantano…

 

un tronco

al que de repente

le salen ojos

y que navega lleno de luz

y de pájaros en la nada

del cocodrilo…

 

Llueve, de repente

y de repente

una rana que dormía

en el silencio del cocodrilo

y en los ojos del tronco

salta al agua y el cocodrilo se despierta

 

aterrorizado y ciego

el cocodrilo salta al agua

Y se queda un instante

congelado en el aire

como si intentara escuchar

el salto de la rana

 

cae la noche

y el tronco

se queda dormido

 

 

 

libélulas

 

las libélulas han sido todo

lo que yo no he sido

y no he podido

aunque no lo quise, ni nunca ya lo quiero,

son la inocencia que tanto me mancharon

el golpe fugaz que se derrumba

siempre en vilo

son el asombro tan incierto

tan perdido

el miedo son

que yo tengo escondido

son la derrota sin haber nacido

una gota de luz que estalla y que se muere

son solamente acercarse sin tocarse

sin detenerse, apenas rozar

iluminarse

son lo que se queda y que no quiere quedarse

el eco del silencio que palpita sin mostrarse

ni asomarse,

y sin decirse,

son la palabra que jamás fue escrita

la punta de una hoja que se agita

la superficie del agua que se estremece y grita

sin sentir apenas su golpe y se marchita

en las pupilas del sol

que igual que las libélulas

todo lo toca y se va y nada se lleva

son lo que siempre se espera

y nunca llega

apenas un rumor

apenas una queja

apenas un amor

apenas un dolor que en el agua

se ahoga

y se hace luz

y se marchita

 

 

 

 

noche de perros

 

me duele mi dolor

me duele el sueño

y el vacío tan mío

también duele

los despojos me duelen

las cenizas que ardieron

y se fueron

duelen tanto como el silencio duele

y en el fondo del olvido

algo me duele

lo podrido me duele

y lo que muere

duele lo que no estuvo y que fue tanto

el deseo que fue forma

fue sustancia

duele el asombro

la desnudez me duele

y es el espejo el que duele

y no mi sombra

duele el fantasma que acecha

en mi delirio

los secretos que olvido

igual me duelen

los huecos donde yo estuve escondido

duele el amor que nunca supe mío

cada palabra me duele

cada vez que respiro

y no respiro

y saber que no soy

que nada es mío

y esta página en blanco

duele tanto

como duele el dolor

que nunca ha sido

 

 

 

Manuel Cortés-Castañeda. Autor colombiano. Entre sus poemarios se encuentran Aperitivos (2004), Clic (2005) y Cosas de fantasmas (2017). Su trabajo literario ha sido recogido en las antologías Delitos menores (2006) y Oglinda Celuilalt (2006). Colabora con revistacronopio.com. y ha traducido a Charles Bernstein, Leslie Scalapino, Andrei Codrescu, Susan Howe y Janine Canan. Es profesor de estudios hispánicos en Eastern Kentucky University.