Poema para una dama de mi infancia y otros poemas

José Pulido
 
 
 

Poema para una dama de mi infancia

 
 

Siga pues, en el amor metido

le diré cuando llore

así hablaba ella desde las casas tristes

 

Era una amante aconsejando hombres con voz materna

la recordé ipso facto porque gozó, sufrió y fue olvidada

y para mi niñez era una tía postiza

que sabía de todo como una aparición

 

Es injusto decir que somos tristes alentando tristezas

por andar diciendo lo que ocurre

—siempre has estado atrapada en el fuego de tu cuerpo edénico—

¿cuántas verdaderas alegrías pueden juntarse hoy para una frase?

¿han caído mil gotas de sangre en esta blanca hoja?

 

“Me fascinaba la enorme estatua de escayola de la Virgen María

porque se le veía el corazón” escribía Herta Müller

 

—No sé si ha muerto, pero era una mujer esplendorosa

que se bañaba en el patio sin quitarse la bata

y los hombres advertían su corazón ausente—

 

A lo mejor estaba destrozada y la gente creía que era una ninfómana atravesando bailes cuando se bailaba en las casas, igual que se hacían velorios en las casas y se freían chicharrones en las casas

 

En la escritura se le nota el corazón a Herta

porque ella envía palpitaciones en sus letras

muchas poetas han puesto sangre en su tintero

pero naturalmente el corazón es invisible

sus aves de diluvio pueden notarse a veces

perdiéndose en tu cara, en tus gestos de asombro

bañándote con manguera en el solar imberbe

Tu corazón será per sécula un proceso de augurios encerrados

porque eras un personaje impalpable

como Juana de Arco.

 
 

Lo que mi madre quería

 

A mi madre le bastaba una taza de café

para mantenerse activa en el sueño y la verdad

creo que podía estar un año sin morirse ni entristecerse

con apenas tener una taza de café en su mano derecha pequeña y delicada a duras penas

 

Pero jamás sabré a ciencia cierta qué preferían sus gustos ancestrales

resguardados como joyas en su particular espíritu

que se intuía como una racha antiquísima de vapores vegetales

 

Ella solo hacía cosas para los demás

hervidos, frituras, dulces de lechosa, de cabello de ángel, guarapos de llantén, emplastos de sábila

remedios para el asma y para el pasmo

 

Su jardín era una posesión tan adorada que sembraba sin parar hasta preguntarse a veces qué mata será esta

 

Sé que le encantaba vivir

aunque casi nunca la vi celebrar algo porque trabajaba sin horario

y se dedicó a morir lentamente a los 94 años de edad aferrada a un enorme corazón

hinchado de bondades y por la picada de un insecto

que la conoció en su juventud y no resistió la tentación

 

no sé qué le gustaba más de la vida

pero cuando estaba sola

cantaba y bailaba

una vez la descubrí desde una rendija

y pensé en el acto qué canción será esa

 

Siendo una niña tiempo atrás lejano

con un cielo más nuevo que el de ahora

de un tosco frescor el aire entre los vientos

y un sol más libre jineteando lomos

 

—Juegos y espejos, reflejos de agua yéndose,

charrasca del universo entre las piedras,

filigrana de ilusiones con ganas y sin ganas,

largavista para verse los dedos,

arpa de vidrio frío para callarse la cara—

 

le gustaba pescar en los arroyos

que la gente consideraba ríos

pescaba con sus manos esos corronchos negros de hacer sopa, corronchos feos, feos, feos y tan sabrosos

ella cocinaba desde que tenía uso de razón

y bailaba y cantaba cuando estaba sola.

 
 

 
 

Mi amigo Batman

 

Mi único amigo es Batman,

con él me escondo y hablo.

Quisiera tener un padre como tú, le digo.

Y Batman, con las manos en la cintura,

responde: lo que no se puede no se puede.

 

Le repito ácidamente que ni siquiera tiene novia.

Si tú fueras papá mío, yo te ayudaría a pelear

y mi mamá te cocinaría hervido de gallina los domingos.

 

Batman dice recórcholis, se me está haciendo tarde

y siempre se esconde en su Baticueva

para que yo no diga: eres el único hombre

que soportaría al lado de ella. Santa amargura.

 

(Tenía una soledad de murciélago

emparentada con el volador nocturno

que cagaba semillas en lugares sagrados

 

Evocaba las malas maneras de Drácula

hasta que descubrió a Batman,

quien podía vivir dos vidas sin estropear ninguna

 

Quería acuchillar la soledad

y rogó que Batman le detuviera el brazo.

El Guasón se burló en sus oídos y lo borró.

El Pingüino le puso una mano fría en el pecho y lo borró.

Batman abrió la capa y se volvió una mancha nocturna

de pensamientos tan incomprendidos como los de Caín)

 

Y se escapa porque sabe

que yo no tengo máscara protectora

ni otra personalidad que no sea la mía

pero sigo empeñado en la venganza. Venganza.

¡Venganza! ¡Diantres! Qué esperanza.

Cuando el pobre lava llueve, Batman.

 

La venganza es mala, repite para que no le cuente

y yo comienzo a darle golpes con la historieta enrollada

a las hormigas que suben por el blanco medio blanco de la pared.

 
 

Poema al alcance de la mano

 

El carrito del supermercado desfigura su avance

como si naciera por cesárea

hubo una vez uno que tintineaba

este carro encontró a dos ancianos y se los está llevando

abre un mar de frutas y verduras, de panes y galletas

los sabores que van a perecer te saludan

hay algo espiritual en la musitada ausencia de las ubres

todas las hambres sin saciar sueltan sus fantasmas

al otro lado de la alegría han de asustarse los dolores

 

habiendo tantos anaqueles

la señorita de la caja se ha quedado mirando pensamientos

el acelerador de partículas traza un círculo por debajo de la tierra

puede congelar los océanos con una gota

y pulverizar con una chispa el Himalaya

 

El carrito toma muestras sagradas en planetas usados

y en lunas sin sonido

también recoge objetos indigentes para la dama de la noche

en esta verde soledad el horizonte es más distante

fluyen bosques ardillas y venados

colinas verdes grama recién cortada

los hombres lobo, los hombres cuervo, las tortugas originarias

danzan con el aliento bárbaro de la madrugada

aunque a veces asumen figuras de aire y roca

la luna era una pulpa transparente y tendría que llover

hay kachinas rajando embarazos de nubes

apurados por la insistente dance of the rain

aunque este prado no sufre de sequía

el chamán con cuernos de bisonte adolorido

dice saltando en la cascada de su sangre

“debes aprender a necesitar lo que no te parece necesario”

el acelerador transporta una partícula de un sitio a otro

sin pasar por el centro y eso es como viajar hacia el pasado

el niño Jesús no conoció los carritos que tintineaban

pero ahora la cajera dice: veintiuno con cuarenta

sin importar que existo

y estoy a punto de transitar sus ojos cuando entrego el dinero

aunque es obvio su poder congelador de mujer desvalida

Apolo sería pulverizado si ella odiara

 

La niebla cubre todo

para que nadie vea quién ha bajado

o quién ha subido

¿qué es un conejo?

mascota o comida

celaje o paisaje

el mirar rosado encendido apagado

he ahí un misterio encendido rosado

y no preguntes por el ornitorrinco

 

¿por qué la primera mujer rechazó al padre Adán?

¿fue por su posición en el acto amoroso o por su posición

como primer hombre nacido del aliento divino?

 

Adán carecía de sexualidad

Lilith poseía un elevado gusto

 

Llueve y el pequeño conejo

come su hierba en paz

aprovecha que el halcón no vuela bajo el agua

el conejo mordisquea el corazón de la humedad

y en la cascada de su sangre

es un recuerdo de las praderas

un parpadeo de los atardeceres más universales

un conejo puede ser todo lo que sientes al mirarlo

pero nunca sabrás en realidad

por qué ha venido

 

liberar la dignidad que habita en cada hecho

y en cada cosa

pongamos más bien “en cada frase”

es una función no obligatoria

de la poesía

hay que enfermar a todos estos desgraciados

con el virus de la verdad

 

y no te esfuerces con el ornitorrinco

trata de concentrarte en el conejo

¿qué cosa es un conejo?

 

¿Por qué Caín mató al primer hermano

que retoñó en el cosmos?

 

Caín fue marcado para que nadie lo matara

¿Quién hizo a esos seres capaces de matarlo?

¿Quién creó a la mujer que tuvo los hijos de Caín?

no es posible explicar a Dios

solo puedes caminar con él

es como querer amarrar el agua

 

La poesía no es un estertor

no es un grito pidiendo ayuda

no es un gemido adocenado

la poesía no es un lamento

la poesía no surge de alguien en particular

porque nació a la par de la luz de la existencia

puede congelar y pulverizar

con la gota o la chispa de una imagen

la poesía a veces es una marginada maldición

para aquellos que solo entienden

la mitad de la mitad de nada

 

lo paradójico del ornitorrinco

es algo inasible para la mediocridad

si no tienes kachinas que te ayuden

lee hasta que te sangren las razones

lee hasta encontrarte en el futuro

con el acelerador de partículas que tintineaba

en las soporíferas ausencias de las dos de la tarde.

 
 

Los soldados afuera

 

La fidelidad es una exótica virtud,

(exóticos: perla negra, cisne negro, oveja negra)

quienes maltratan a los perros desprecian la fidelidad

un lobo y una loba le piden a la luna que no desaparezca

aunque no responda siempre escucha. La luna.

Esto ha podido ser un poema, pero ya no puedo.

 

Tener salud y café en casa favorece la paz

Respirar sin angustias serviría.

Claro: después hacen falta amor y otras cosas

hasta parecer que estás exagerando.

 

Cada destino surge de un destino y se enreda con otros

lianas y bejucos en los breñales citadinos

toda desgracia, aun siendo guerra avisada, resulta exótica

en este instante recuerdo lo que deseaba comentarte:

 

Hay unos soldados afuera

¿dónde?

afuera de mi casa, cerca de la ventana

están armados como para un desierto o una selva

¿qué hacen?

se han quedado mirando

mi cara de esta mañana

tan peligrosa mi cara de esta mañana

y se han amontonado como para hacer un monumento de cemento

de soldados

desconocidos

al finalizar su guerra

¿qué cara es esa que atrae uniformes de camuflaje a estas horas del día?

No sé: pero siempre parezco morboso

cuando leo dos veces el mismo libro.

 
 
 

José Pulido es un poeta, narrador y periodista venezolano. Sus poemarios incluyen Peregrino de vidrieras (2001), Duermevela (2004) y Nunca es un artificio el viejo exilio (2015). Entre sus novelas se encuentran El bululú de las ninfas (2007), El requetemuerto (2012) y Ponzoña de paisaje (2015). Es autor de los libros de entrevistas Muro de confesiones, (1985) y La sal de la tierra (2004). Reside en Génova.