Asunto de sobrevivencia

Juan Nicolás Tineo

 

 

 

Jueves por la noche. En una librería neoyorkina donde se lleva a cabo una tertulia literaria, un niño de nueve años que tiene puesto un abrigo rojo se pone de pie y camina hacia el baño. Para llegar a su destino, debe pasar por la tarima donde están los músicos que entretienen a aquellos bohemios que son poetas e intelectuales.

Cuando llegó al frente, intuyó que debía esperar hasta que terminara la interpretación musicalizada a ritmo de guitarra y tambores de algunos poetas de la diáspora. Entonces, tomó el único asiento disponible que se encontraba en el extremo derecho de la sala.

Este amor por ti me está comiendo el corazón

Al terminar la pieza, el público aplaudió. El niño siguió su camino, entró al baño y cerró la puerta. Una cucaracha grande aterrizó en su frente; él se espantó y con la mano izquierda la aplastó. La vio crecer mientras caía al piso; adolorida, produjo unos gritos estruendosos y, sin dejar de mirar al niño, se arrastró y escapó.

Él, dispuesto a aliviarse, decide completar la función que lo hizo llegar hasta allí. Parado frente al inodoro bajó el zíper del abrigo rojo y se dio cuenta que aún cantaban la misma canción: …échate pa’ ca… échate pa’ ca, y le siguió pareciendo aburrida. Se sentó y chocó su mirada con la de un ratoncito que, asombrado, bajó la cabeza avergonzado de estar tan flaco, y recordó sus tiempos mozos.

Sintiéndose vigilado, se apresuró, terminó, se vistió e intentó salir corriendo, cuando el astuto ratoncito, nacido y criado ahí, en lo que antes era un restaurante y desde hace un año una librería, lo haló por las piernas del pantalón fuerte azul. Sin darse por vencido, el niño gritaba y pataleaba, mientras era arrastrado como festín hacia la boca de la cueva de donde salían ratas flacas y ratones canosos. Sus amigos: cucarachas gigantes anémicas. Y los vecinos: hormigas sudadas y mimes mareados, que al rato compartían en familia paseándose sobre el cuerpo del niño. Luego pensó: “De no haber llevado puesto un abrigo tan fuerte, quizás no hubiera sobrevivido el ataque. No me habría dado cuenta de que era un asunto de hambre, y que la desesperación de estos animales fue generada por la insensibilidad de los escritores que se toman todo el vino y nada dejan de la comida que les ponen. Más aún, les enfurece que el dueño de la librería, cuando cierra en las noches, mande al empleado diciéndole: saca la basura, no vayan a venir animales”.

El niño se sintió como si estuviera en un basurero y recordó haber escuchado que: “No solamente los que hayan vivido más tiempo y hayan logrado adaptarse al medio ambiente sobrevivirían, sino que también sobrevivirán los que no se conforman y se resisten”.

Lo revirtió; se puso de pie, mordió y pisoteó todo lo que se movió. Se lavó la cara, abrió la puerta y volvió al escenario. La gente aplaudió.

 

 

 

Juan Nicolás Tineo es un autor dominicano que vive en Nueva York. Ha publicado los poemarios Pinitos (2006) y Versos en cautiverio (2006), así como la novela Perros sueltos (2006). Egresado de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, es cofundador y  director de prensa y literatura del Centro Cultural Hispano/Latino de Nueva York, donde también coordina la feria del libro de la organización.