Inmaculada Lara Bonilla conversa con Ernesto Pérez Zúñiga

 

Cuando con-versamos Ernesto Pérez Zúñiga y yo escuchamos los pases, los pasos de la palabras. Su mirada y el oído apuntan a la vez cerca y lejos. Nuestras con-versaciones me llevan a fijarme mejor en las palabras, en los pasos y en algo más allá de los pasos: algo tres calles más allá, el cielo azulísimo detrás de una ventana, la ciudad de Roma, la veleta de una iglesia, el carrillón de la Carrera de San Jerónimo, Júpiter, un avión…

Nuestros diálogos también me hacen viajar desde Nueva York a Madrid y a Granada; al presente y al pasado. Como él dice, por su acento es granadino, madrileño por elección. Por elección también Ernesto escribe novelas, pero por su acento su música se vuelca en su poesía. También escribe ensayos que escudriñan el presente y nos hacen navegar el pasado.

Al final del invierno de 2021, trenzamos este breve diálogo digital que comenzamos por su fin. Aquí presento esta ceremonia de silencios invertida. Un encuentro en el mundo límbico. Esta con-versa a la inversa que nos sigue y nos antecede. La completa un poema escogido de su más reciente poemario, Lance, que ahora tengo el placer de leer con atención.

 

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4 de abril 2021, Inmaculada Lara Bonilla. Primero el silencio. Háblame, háblanos, del silencio.

 

4 de abril 2021, Ernesto Pérez Zúñiga. El silencio es clave para la creación. De hecho, podemos imaginar la creación como una rueda. La rueda en sí está hecha de palabras. Los huecos entre los radios son silencio. El silencio es una jeringa que se está cargando. Una balsa que se llena y que está aguardando el momento de convertirse en pez.
 
2 de abril 2021, ILB. A veces pasan cosas inesperadas. A veces difíciles. A veces solo hace justicia el silencio o un grito. A veces el silencio es poder habitar el no lugar. Josefina Báez me ha ayudado a pensar el silencio, ese no lugar, algo que ella llama el ‘Nie’.

(violín para el silencio sin nombrarlo)

 

1 de abril 2021, EPZ. Sí, probablemente solo hay un lugar: el no lugar. Tú hablas de orillas, aquí y allá. Me recuerda otra, la que mencionaba Valle-Inclán. Hay que escribir desde la otra ribera —decía, sintetizo— con la mirada de los muertos cuando se cuentan las historias de los vivos. Escribir con la conciencia puesta en esa orilla de la muerte. Curiosamente, un no lugar. Porque después de habitar nuestros lugares —esta orilla mía, la tuya, cualquiera, la del lector— de un escritor solo va a quedar el no lugar de los libros que ha escrito. Un no lugar que se activa en cuanto un lector o lectora lo vuelve a hacer suyo: le da su propio lugar, una existencia nueva, en cualquier parte del mundo. Esa es la magia de la lectura: da lugar a un no lugar, que además vino de un lugar ilocalizable que llamamos mente del escritor, pero que se ha enlazado previamente con múltiples orillas: otros libros, tradiciones, experiencias, sueños, suyos o de cualquier lugar del tiempo.

Ernesto Pérez Zúñiga

Por Lisbeth Salas

   

 

“El español es un idioma con múltiples orillas”

 

30 de marzo 2021, ILB. Nos conectamos aquí desde las orillas. Tú a las orillas de Madrid, yo a las de Nueva York. En nuestras vidas móviles. Entre ambas, corre otra vida y la corriente de la escritura. Que fluyan las corrientes en contrapunteo, el no lugar.

 

19 de marzo 2021, EPZ.La escritura es un hecho de existir. Algunos escribimos casi por naturaleza, igual que los cipreses se expresan creciendo cónicamente hacia la altura y los olivos lo hacen concentrándose en aceitunas. La escritura no es sin algunos de nosotros, los humanos, generación a generación, como los bosques no son sin la tierra. Parece fácil decirlo pero es crucial para entender la literatura. Hay muchas personas que sencillamente no han podido vivir sin escribir, en cualquier orilla, en efecto. Es un hecho esencial, casi sin idioma, o donde el idioma no importa. Uno no piensa en que tiene un idioma cuando empieza a escribir. Ni siquiera piensa en que tiene un lenguaje. Se ejerce de una manera radical, necesaria, por mucho aprendizaje que conlleve. Quien escribe no hace una tarea, por mucho trabajo que conlleve. Expresa lo que es. El lenguaje poético es el más afín a esa expresión. Es un lenguaje que sintetiza el ser de una manera peculiar: mente, consciente, inconsciente, emociones. La novela, sin embargo, obedece a estructuras más mentales, aunque también puede incluir todo eso. El español es un idioma con múltiples orillas, por ejemplo, tantas que provoca una fiesta inabarcable de lenguaje. Sin embargo, para la literatura prefiero otra noción: la tercera orilla. Guimarães Rosa escribió un relato con este título. Habla de un hombre que deja la orilla del río donde vive. Está harto. Abandona a su familia, su sociedad, su vida anterior. Nadie sabe dónde ha ido. Pero sus amigos salen a buscarle a la otra orilla del río. No lo encuentran. Ni lo encontrarán nunca. Porque el hombre se ha instalado en una barca, en mitad del río, y navega arriba o abajo, en un lugar en movimiento, inapresable: la tercera orilla. Ese es el lugar donde vivimos los escritores. Donde pasamos la parte más intensa de nuestra vida. De esa tercera orilla nacen los poemas y las historias.
 
 
19 de marzo 2021, ILB. La escritura, navaja, manto de doble filo, de doble orilla.
 
18 de marzo 2021, EPZ. Ser en ti. Ser en el otro.
 
16 de marzo 2011, EPZ.

Cuando de un acento depende que te entienda.

Cuando debe enterrar el humor —malo o bueno— para de verdad entenderte.

Qué es traducir sino ser en ti.
 
16 de marzo 2021, ILB.

Estaremos embriagados a la Rumi.

¿Tendremos que traducirnos siempre?

 

16 de marzo, 2021, EPZ.

¡Dile al significado que se levante y que hable por primera vez con reverso propio!

 

14 de marzo 2021, ILB.

El mejor vino, guardado 

para el final.

El milagro

de las bodas de Caná.

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Así comenzamos y después, al final-principio, entre otras muchas joyas, degusté un breve poema del nuevo libro de Ernesto Pérez Zúñiga:

   

Y sé que pretendo silbar

la canción que tu aliento

va ritmando

en la partitura del mundo

 

Así que voy atento

al silencio

 

Así que voy creando

silencio

 

Así que voy silbando

el silencio (Lance, 31)

   

Publicaciones de Ernesto Pérez Zúñiga.

   

Como narrador, Ernesto Pérez Zúñiga es autor del conjunto de relatos Las botas de siete leguas y otras maneras de morir (2002) y de las novelas Santo Diablo (2004, 2005), El segundo círculo (2007), con el que consiguió el XVI Premio Internacional de Novela Luis Berenguer,  El juego del mono (2011), La fuga del maestro Tartini  (2013), por la que ganó la XXIV edición del premio de la novela Torrente Ballester, No cantaremos en tierra de extraños (2016) y Escarcha (2018).

Entre sus libros de poemas se encuentran Ella cena de día (2000), Calles para un pez luna (2002), por el que recibió el Premio de Arte Joven de la Comunidad de Madrid, Cuadernos del hábito oscuro (2007), y Siete caminos para Beatriz, (2014).

Es autor de ensayos y artículos publicados en revistas y ediciones literarias. Colabora con medios como El País, Cuadernos Hispanoamericanos y Zenda.

La crítica ha destacado la calidad de su trabajo, así como la consolidación de una voz propia dentro del panorama de la literatura actual española.

Ha sido galardonado con el Premio Nacional de Cultura Viva 2019, una distinción con más de medio siglo de historia, un prestigio reservado a instituciones o personalidades con una obra o trayectoria ejemplar en diversas áreas del conocimiento como la música, cultura, arqueología, literatura, poesía o ciencia.

 

 

 

Inmaculada Lara Bonilla es una autora española. Su poesía y obra de no-ficción han aparecido en revistas como Stone Canoe, Literal, ViceVersa, Enclave, Mantis, Zenda y Nueva York Poetry Review. Es Profesora Asociada y Coordinadora de Estudios Latina/os, Latin Americanos, y Caribeños en Hostos Community College, CUNY, desde donde dirige el Instituto de Escritores Latinoamericanos (LAWI) y edita Hostos Review / Revista Hostosiana.