Tecnovivio y conectivismo: compartir voces y miradas de la dramaturgia y la poesía

Nelly Oliver

 

 

En la zona más occidental de Venezuela está enclavada Maracaibo, ciudad del sol amada, del lago más grande de Latinoamérica, del rayo del Catatumbo, tierra de cantores de gaita, territorio de las etnias Wayú, Añú,Yukpa, Barí y Japreira.

Es mi ciudad, se mueve al ritmo de tambores, furros, charrascas, maracas, cuatro y el grito festivo —¡Arranca mi gaita!—. Pero covid-19 la golpea con brutalidad y el baile se convierte en procesión luctuosa por familiares, amigos, vecinos. Camino en esa procesión con el alma ausente, envuelta en duelo por la muerte de seres queridos. Miro el lago buscando respuestas a mi ansiedad post covid y cual rayo del Catatumbo me llega vía online la convocatoria para los Talleres literarios de verano de CUNY 2021 en dramaturgia y poesía.

Los organizan Inmaculada Lara-Bonilla, directora del Instituto de Escritores Latinoamericanos y profesora de Hostos Community College, Nora Glickman profesora de Queens College y Alejandro Varderi profesor de BMCC. Esta tercera edición la coordinan Pablo García Gámez, voz de la dramaturgia venezolana en Hispanoamérica y Mercedes Roffé, representante de la poesía argentina en el ámbito internacional; ambos docentes, investigadores y ganadores de múltiples premios y reconocimientos internacionales, ambos residenciados en la ciudad de Nueva York.

¿Cómo recupero mi alma ausente en un taller de dramaturgia online?

Soy indígena de la etnia Kariña. Me crie entre ritos, círculos mágicos, baños de hierbas. Cuando digo que mi alma está ausente no es metafórico. El psiquiatra me diagnosticó “neurosis ansiosa por secuela covid-19 y eventos catastróficos”. Mi bisabuela dedicada a sanar la tribu hubiese dicho “el alma se ausentó por el susto, hay que traerla de vuelta”. Los baños, aromas, cánticos en este ritual se llaman dramaturgia y poesía.

Los oficiantes inician el rito.

Pablo García Gámez, con la determinación y calidez que lo caracteriza, da los primeros toques: “El taller de CUNY, como informalmente lo llamamos, en su tercera edición ha ganado nuevos espacios. Tuve la oportunidad de participar en el primero dictado por Alejandra Ramos Riera. Fue fantástico porque me brindó las herramientas para escribir Las Martiras, sobre todo en el aspecto del ritmo y los elementos inesperados de la pieza. Hoy, con participantes de Nueva York, Texas, Maracaibo, Valencia, Isla de Margarita, Buenos Aires y la Sucre boliviana, entiendo que cada uno maneja un concepto diferente del sintagma ‘taller de dramaturgia’, espacio formulaico, de investigación, de cuestionamiento; espacio social, de re/sentir, de creatividad, de formalidad. También están las diversas posturas en la relación autor/a texto: desde las que perciben que el escrito no tiene valor hasta los que se niegan a revisar el texto y lo convierte en objeto sagrado. El preámbulo es porque el Taller de dramaturgia de CUNY significa llevar esas visiones a un punto que compartan en el cronotopos del taller. Una actividad de este tipo es una parada, un cruce, un encuentro de voces. En la práctica el reto es compartir; que todos hablen, opinen, que analicen con las herramientas que traen y las muestren para que el diálogo sea efectivo”.

En la voz de Mercedes Roffé:

 

entretanto

dejar que las palabras

hagan su obra (Diario Ínfimo. “Poética”).

 
 

Sesión final conjunta de los talleres de teatro y poesía el 6 de julio de 2021

 

Entré en el círculo de sanación. En el espacio donde habitan los ancestros mi alma sintió el llamado de otros.

Los talleres CUNY en tecnovivio, usando el término de Jorge Dubatti, acortan distancias por los encuentros online. Creamos relaciones con personas distantes geográficamente y cercanas en el acto de intercambiar conceptos, ideas, experiencias, afectos, reconociéndonos en una vivencia singular que crece, se fortalece y desarrolla en cada sesión, según el conectivismo de Siemens. Todos y cada uno somos parte de los talleres. Oiremos las voces de Eliana Soza escritora boliviana, Luis Ángel Castro actor y dramaturgo puertorriqueño y la poeta caraqueña Dora Andara.

La ritualidad sigue su curso y desde la histórica Sucre boliviana, ciudad Patrimonio de la Humanidad oímos a Eliana Soza: “La pandemia y cuarentena obligada causó un cambio abrupto en mi familia por la incertidumbre y el miedo al contagio. Algunos parientes cercanos enfermaron y fallecieron. El corazón de nuestras familias quedó herido por las pérdidas. Para 2021 la comunicación se centró en lo digital y nos permitió ampliar nuestros círculos profesionales. En 2020 había tomado un taller de CUNY de narrativa online con la guía de Giovanna Rivero. Al año siguiente, me llegó la invitación a través de mi correo electrónico para la tercera edición. Elegí dramaturgia. No tenía ningún saber en este género, me impresionó la experiencia de las y los compañeros. Lo extraordinario fue que gracias a la guía de Pablo todos sacamos una obra adelante.

Los primeros ejercicios que nos planteó nos motivaron a mirarnos por dentro. Recuerdo que escribí sobre una pesadilla recurrente que todavía tengo y de otra idea planteada salió la obra final que presenté. El nombre que le puse fue ‘El Edificio’. Se ambienta en un edificio en escombros debido a un terremoto. Se encuentra a los márgenes de Capelia, una ciudad del sur de Bolivia. En algunos de esos departamentos se quedaron tres familias que no tenían a donde ir. Todos se ayudaban, pero desde que el gobierno empezó a regalar viviendas solidarias, cada familia quiere que les den a ellos antes que a los demás. Para esto participan de un Reality Show. Les comparto un fragmento”.

FERNANDO: (En tono de vendedor ambulante, mezclado con animador de televisión) Señoras y señores sean bienvenidos al show que hemos denominado. TU CASA PROPIA. (Un técnico sale con un cartelito que muestra al público y dice “APLAUSOS”) Hoy en nuestro programa tres familias se jugarán su futuro. Cada una quiere ser la ganadora. Para eso tendrán que demostrar que son los más pobres, los más vulnerables, los que sin la ayuda del programa no podrían conseguir su propio hogar. Empecemos presentando a las familias. Aquí están Daniela, Juan y su bebita Carol. Por este otro lado los hermanos de la tercera edad Samuel y Elizabeth y para finalizar Graciela con sus dos hijos Roberto y Sofía. (Un técnico sale con un cartelito que muestra al público y dice “APLAUSOS”) ¿Quién tendrá lo suficiente, lo necesario para llevarse las escrituras de su propia casa?, lo veremos después de estos comerciales. (Fernando se acerca a conversar con las familias, una maquillista retoca a los invitados y a Fernando, le pasan una botella de agua)

 
 

Taller de teatro de Pablo García Gámez

 
 

En cada sesión online del Taller CUNY mi alma atenta tejía las puntadas que la traería de vuelta.

Pablo trajo refuerzos, que aportaron tejidos teóricos. Gloria Anzaldúa, Michael Chejov, Richard Schechner, Victor Turner, Diana Taylor, Michel Foucault, Jean Baudrillard, Jorge Dubatti y Oswaldo Dragún, entre otros. Le oíamos decir: “En el taller queda claro —o se intenta— que el teatro es un ritual. En el ritual hay un público que asiste para ver tu trabajo y dialogar con tu visión del mundo. Incentivar la producción del texto está entre los elementos relevantes del taller. Escribir tiene que ir más allá del marco temporal taller y enfrentar el oficio solitario. Parte relevante de las actividades es la lectura de lo que vamos realizando, así hayamos pasado la veintena de inscritos. Debemos escucharnos. Escuchar qué escriben, escuchar las opiniones sobre lo que escriben. Por eso incorporé una sesión extra —de ocho horas— al final del taller, en la que los que pudieron asistir leyeron sus textos y recibieron comentarios y también reflexionaron sobre su trabajo”.

“El alma debe alegrarse para sanar”, decía mi abuela. Mi alma conectó con la risa.

Luis Ángel Castro desde Nueva York, regalaba alegría contagiosa: “Pertenezco al taller de arte y actuación de iD Studio Theater, teatro comunitario sin ánimo de lucro. La ciudad donde resido no fue la excepción de la incertidumbre, la angustia, el miedo y la paranoia que generó la pandemia y el aislamiento social. Con mi grupo de teatro, en marzo de 2021 presentamos Don Fulgencio de mi autoría en plena calle E 141 en el Bronx. La obra narra los estragos y secuelas que dejó la pandemia. En esos momentos de oscuridad a través de una amiga me enteré del taller de dramaturgia de CUNY. Al iniciarlo entré en un proceso de reflexión, mirar hacia ese inquieto espacio tan mío, rebosante de sueños y creatividad. Nutrirme de la interacción con gente de un entorno latinoamericano variado. Con Pablo, regalándome nuevas lecturas, oyéndonos, surge el texto que escribí en el taller de CUNY, La María Esa monólogo que narra la angustia de una mujer de origen puertorriqueño, criada al sur del Bronx, quien pasa muchos días sin saber del paradero de familiares y amigos tras el paso por Puerto Rico del devastador huracán María. Pero, es mejor que Eloísa les cuente”.

 

ELOÍSA: Ahhh, y que no se me olvide, también hemos sido los conejillos de indias por excelencia de este puto imperio. Sí, nos han fumigado con Naled — ¡pa’ erradicar el mosquito y de una, joderle la salud a usted! También nos han pintado con el agente anaranjado. ¿Será que Borinquen es demasiado verde y como que se parece algo a Vietnam? ¿Será? ¡Uy, fó! Sí, claro, Administration, ¡sigan tratando de obliterar el fiasco Indochino! Ahhhhh, y que tampoco se me olvide lo de las violaciones a la mujer boricua en las décadas de los cuarenta y los cincuenta. Sí, puras atrocidades perpetradas en fríos laboratorios, con diabólicos falos hipodérmicos repletos de células cancerígenas, de radiación y quien sabe de qué otros malevos menjurjes anticonceptivos. ¡Pobres mujeres, pobre gente, pobre patria… ¡Desgraciaoh! …

 

La Chamana sabe que el alma está retornando al cuerpo porque los ojos empiezan a sonreír y vuelves a sentir la vida. Mi sonrisa apareció en forma de escritura, presenté a Pablo mi propuesta de texto, Pueblo Vertical.

La poeta Dora Andara, maestra y profesora universitaria, conocedora de ritos y rituales, se deja oír: “Vengo de por lo menos dos ciudades y de algo que no les calza: el campo; mucho de cuanto he vivido y vivo pasa por el territorio de los zapatos apretados. La pandemia ha sido otro momento en el que he debido cruzar ese territorio. Los amigos son siempre la extensión de tus propias manos: a veces parten con el navío del deseo y regresan con el cauce. Así, un amigo confinado supo del taller por Facebook.

La resonancia permite el roce con la palabra poética.

He sido hecha por muchos libros; esta fue una bella ocasión para releer Memorias de Adriano, de Margaret Yourcenar. Aunque no era una recomendación explícita del taller, volver —virtualmente— a Nueva York, al igual que la pandemia, acrecentaron la necesidad de hacer memoria. Yourcenar me ofrendó de nuevo, memoria y poesía pura. Encontrarse en un taller de poesía invita siempre a generar trazos. En este caso, el taller me acompañó a precisar detalles técnicos; la guía de Mercedes fue un regalo. En la sesión final del taller leí un poema que ya había sido publicado. Durante el taller escribí otros, uno de estos es “Apamatico” donde se busca recoger la permanencia de la tierra y de la cultura en la lengua, y que incluyo a continuación”.

Llevarás en tu lengua

las savias del terruño.

Un sagrado estruendo

de color en el tiempo

habitará tu palabra.

 

Otro nombre plantado

en su lugar será

bandera al uso.

Mas tu lengua, apamate

persistirá convocatoria

del agua.

 

Cada participante del taller de poesía hizo entrega de su escucha, su lectura, de los poemas presentados por los miembros del grupo con respeto y cercanía. Fue hermoso, las extraño, y a Luis también.

 

Sesión final conjunta de los talleres de teatro y poesía el 6 de julio de 2021

 

En un canto coral online los Talleres de CUNY:
 

“Son de los espacios más importantes en habla hispana. La calidad de los maestros, el profesionalismo y la generosidad con la que los imparten asombran. Cada año espero con ilusión, qué talleres impartirán porque es de las pocas opciones que tenemos quienes no venimos de la academia y no contamos con este tipo de posibilidades en nuestros países. Por eso, agradezco de corazón a los organizadores y los instó a no dejar la opción virtual para los futuros cursos”.

 

Eliana Soza

 
 

“Son vitales para promover la narrativa, la poesía, la dramaturgia. Sin los textos, no hay mágicas representaciones de historias; ya sean basadas en hechos reales o en ficción. Todo lo que fomenta la educación y las artes, es de primordial importancia para generar propuestas artísticas. ¡Que vivan los talleres literarios de CUNY, los escribas y el arte!

 

Luis Ángel Castro

 
 

“De crucial importancia ofrecer estos talleres literarios: acompañan la creación, incentivan, abren ventanas”.

 

Dora Andara

 
 

hoy quienquiera que fuese

leyó como si amara

en la palabra el alma que la intuye

o labra

o borronea

hoy alguien susurró

al oído de alguien

un poema improbable

incierto

receloso

como una garúa (Diario Ínfimo. “Reminiscencias”)

 

Mercedes Roffé

 
 

“El taller es la reunión de diversas pinceladas que plasman la condición humana. Aprendes a partir de las vivencias de los personajes en situaciones normales o extraordinarias. Aprendes de los talleristas y sus vivencias. En particular en esta experiencia me queda claro que hay un par preguntas que en adelante incorporaré: ¿Quién eres? y ¿Por qué escribes?

¿Quién eres?, porque dentro de nosotros descansan personajes extraordinarios, que son libres, diferentes a sus autores y estos los encuentras en el papel o en la pantalla ¿Por qué escribes? se refiere a tu posición en relación a tu obra: con, dentro, fuera de ella; la relación escritural: orgánica, crítica de un contexto, de una situación; si impones tus ideas o si dejas que ellas emerjan dentro del ejercicio mismo”.

 

Pablo García Gámez

 
 

Mi alma retornó a su morada humana en un ritual colectivo.

Cuando el alma se ausenta para retornar se nutre de las energías del oficiante y de las ofrendas de la tribu. El oficiante de este ritual es un alma conocida desde hace muchas lunas. Pablo generó conectivismo en tecnovivio en los participantes del taller de dramaturgia. Dice Eliana Sosa que un valor de los talleres CUNY es “la calidad de los maestros, el profesionalismo y la generosidad con la que los imparten asombran”. Él trajo en su marusa (en Venezuela. Saco, morral o bolso tejido empleado para llevar provisiones) lo necesario para invocar almas. Dora Andara expresa el encuentro con Mercedes Roffé, “la guía de Mercedes fue un regalo”.

Las ofrendas tribales llegaron de voces allende el lago de Maracaibo. Entonaban palabras y poesía, El Edificio, La María Ésa, Apamatico y otras tantas. Sucedió lo esperado, retorno de un largo viaje de ausencia. Miraba arrobada la histórica Sucre boliviana buscando la huella de Eliana, oía plena y bomba puertorriqueña para encontrarme con la risa de Luis Ángel, se hizo presente El Ávila para desentrañar los poemas de Dora, me estremeció el encuentro con Anzaldúa y las caminatas por las calles neoyorquinas.

Terminé Pueblo Vertical. No he parado de escribir, sigo en contacto con el oficiante y la tribu dramatúrgica y poética de los Talleres Literarios de Verano de CUNY, esperando la próxima edición.

 

 

 

Nelly Oliver es una dramaturga, directora, actriz, docente y autora venezolana. Ha dirigido sus obras Cerco, Olas de Fuego, Cruce de Aros, Piochas, Reinos de Niebla y Sol, Historias del Tiempo, Un niño llamado Ezequiel, Coquivacoa Mío, Solicitó Amor, Casandra toca mi Puerta, Micelios y Pueblo Vertical. Es fundadora de la Sociedad Dramática de Maracaibo-SDM, ciudad donde reside.