Keila Vall de la Ville
I.
Prendo la cocina a gas. Sintiendo el fulgor frío en los pies permanezco ante la llama azul. Los chispazos de algún resto de café a los costados de la cafetera crujen encendidos como luciérnagas. En el silencio oscuro contemplo el sonido y su fulgor. Guardo la visión. Escucho el hervor y el burbujeo, el cambio de tono en la descarga. Líquido oscuro como la escritura que solo con el tiempo aclara, me asomo a cada ventana, busco la luna. Un reconocimiento al amanecer.
Digo
me digo
he llegado, me he despertado a tiempo para verte
V.
La luz se arrastra gatea poco
a
poco hacia mi estudio
alumbra la recién
nacida
cantan los pájaros posados en el eucalipto
que da a la calle.
Llega la palabra
otear
1. tr. Registrar desde un lugar alto lo que está abajo.
2. tr. Escudriñar, registrar o mirar con cuidado.
Es preciso atender
con los ojos, dejarse tomar por ellos
y cabalgarlos. La mirada siempre dice
más
los ojos no ven ellos apenas reflejan.
Mirar es dejar entrar la luz
es por esto que arde
VI.
Voy dejando mis fragmentos
como migas de pan.
Marco puntos cardinales
los nombro.
Soy también la miga que dejo. Soy
el resto que intento unificar me empecino y es inútil
(no hay cartografía a medias)
voy siendo extranjera también
de la que fui
soy más que tierra
soy la madre del paisaje que oteo y de qué
me sirve
el espacio es un
verbo
VII.
Un cerillo encendido
desampara la cabeza al estallar y al quemarse
deja atrás el rastro la ceniza. Soy
el fragmento visto desde el instante imperfecto que toma a este fósforo
ahora
arder
IX.
Incendio la cabeza de un cerillo. Lo dejo en los confines del fósforo o lo
estudio, lo irradio.
Fósforo
del lat. phosphōrus, ‘lucero del alba’
a su vez del gr. phōsphóros;
‘portador de luz’.
Elijo el incendio el salto del ciervo. Con mi pasado
por
venir
llevo la hoguera a cuestas
Elegir es también
un verbo.
Elijo el incendio el salto del ciervo
con mi pasado en la espina dorsal horizontal
Keila Vall de la Ville. Narradora, poeta y activista venezolana. Es autora, entre otros, del libro de relatos Enero es el mes más largo (2021), la novela Los días animales (2016), el poemario Viaje legado (2016) y el ensayo Antolín Sánchez, discurso en movimiento: del pixel, al cuadro, a la secuencia (2016). Ha editado las colecciones 102 Poetas Jamming (2014) y Entre el aliento y el precipicio: poéticas sobre la belleza / Between the Breath and the Abyss: Poetics on Beauty (2021). Reside en Nueva York.